miércoles, 21 de agosto de 2013
Siempre un campeonato del mundo al año siguiente de unos Juegos Olímpicos, parece menos mundial. Y es cierto. En las semanas previas se confirmaron numerosas e importantes bajas, y sin embargo siempre surge la magia de este deporte en cuanto arrancan las primeras eliminatorias en la madrugada de la primera jornada de competición.
Luego llegan los magos de la pista para hacernos olvidar la parte mala de este deporte, y de otros, en forma de dopaje principalmente. El Mundial de Moscú ha tenido de nuevo a Usain Bolt como el crack del presente y ya leyenda para siempre. Tres nuevos oros para el jamaicano (100, 200 y relevo corto), con lo que iguala a Carl Lewis en número de títulos (8), pero ya supera en balance porque Bolt atesora dos platas por solo una de Lewis más un bronce. Es decir, si Carl Lewis es uno de los grandes en la historia del atletismo, Bolt, que también lo es ya, va camino de ser un número uno entre los números uno (ocho oros mundialistas, seis en Juegos Olímpicos)
El británico Mo Farah es otro de los atletas que están escribiendo páginas muy importantes. Su doble oro 5.000 y 10.000 en Juegos y Mundiales en dos años consecutivos está al alcance de muy pocos. Es un hito lo de este corredor británico, de origen somalí y que entrena en Estados Unidos. Está dejando bloqueada a la actual generación de fondistas africanos, ni kenianos ni etíopes pueden con él. Y eso es buena noticia para el atletismo. El rodillo de estos países en ocasiones abruma. Estos corredores de otras latitudes son oxígeno para el espectáculo.
Kenia no ha tenido un mundial muy brillante. Muchos petardazos, excepto en 1.500 con Kiprop y obstáculos, y esta circunstancia puede ser porque ‘toca’ o quizás alguien pensará por ese incremeno en los controles antidopaje en el mismo país keniano en los últimos tiempos.
El ucraniano Bondarenko, el ruso Menkov, el francés Tamgho… han dado brillantez al sector de saltos. En altura con un hombre que intenta el récord mundial; en longitud con más de 8,50, y en triple con la tercera mejor marca de todos los tiempos. Y eso que Lavillenie falló porque es otro hombre al que le gusta intentar el récord mundial de Bubka, aunque esté aún algo lejos.
En categoría femenina la ‘hormiga atómica’ Sally Ann Fraser ha sido la reina indiscutible. Triple corona con 100, 200 y relevo 4×100. Su sonrisa, su look, su forma de ganar, el comprobar como una atleta de 1.52 m de estatura puede ser la mejor ante rivales torres y musculadas, han ganado al público. Jamaica conesta atleta más Bolt lleva a lo más alto de la velocidad (seis títulos de seis) en una tempoada difícil para el país caribeño tras el positivo de Asafa Powell.
La segunda reinona de Moscú ha sido una rusa. De nombre Elena. De apellido, Isinbayeva. Dice que se retira del atletismo. Otros, que lo deja para ser madre y regresar cara a los Juegos Olímpcios de 2016. Sea lo que sea, el oro de la número uno de la historia de una especialidad con poca antigüedad, deja en este Mundial una postal plena de nostalgia y satisfacción. Todos estábamos con ella, excepto sus rivales. La zarina ha dado mucho al atletismo.
La vallista estadounidense, Brianna Rollins, jovencísima, buenísima técnicamente en los 100 mv, es otra de las que mejor impresión han dejado en Moscú. Así como el esperado pero no menos brillante doblete etíope en 5.000 y 10.000 con Defar y Tibaba.
